Hablemos de Branding: porque la primera impresión lo es todo

Imagina por un momento que decides ir a una fiesta. Pero no sabes qué tipo de fiesta es. No sabes si es elegante, si es una cena informal o una rave hasta la madrugada. Entonces, te presentas sin pensarlo mucho: camiseta vieja, chanclas y calcetines blancos. Cuando llegas, todo el mundo lleva trajes elegantes, copas de vino en la mano y conversa con clase. ¿Cómo te sientes? Completamente fuera de lugar, ¿verdad

Pues eso es exactamente lo que le pasa a una marca que no cuida su imagen corporativa. Puedes tener el mejor producto del mundo, pero si no lo presentas bien, puedes acabar pasando desapercibido… o, peor aún, dando una impresión equivocada.

La imagen corporativa es cómo vistes tu marca para el mundo. No se trata solo de un logo bonito o de elegir colores que queden bien juntos. Es la esencia de lo que quieres transmitir, la sensación que dejas en la gente que te ve por primera vez.

¿Pero realmente es tan importante?

Piensa en las marcas que más recuerdas. Coca-Cola, Apple, Nike… No solo venden productos, venden una identidad. Y esa identidad está muy cuidada: los colores, el lenguaje, el tono de voz, las emociones que te generan. Cuando ves el swoosh de Nike, ya sabes que hablan de superación. Cuando abres una caja de Apple, sientes que estás ante un objeto casi de culto.

Ahora imagina que esos mismos productos se vendieran en un envase cutre, con un logotipo genérico y sin ninguna coherencia visual. ¿Te transmitirían lo mismo? Seguramente no. La primera impresión cuenta. Y en branding, es prácticamente definitiva.

¿Y cómo se viste bien una marca?

Con un buen logotipo: Es la cara visible, tu firma. Debe ser memorable y representar tu esencia.
Con colores y tipografías coherentes: No es solo estética, los colores transmiten emociones y mensajes. Un azul oscuro no dice lo mismo que un amarillo vibrante.
Con un tono de voz definido: No es lo mismo hablar de tú a tú con un público joven que dirigirse con formalidad a un sector industrial. Tu voz debe estar alineada con quién eres.
Con coherencia en todos los soportes: No puedes tener un Instagram fresco y moderno y una web antigua que parece de hace 15 años. Todo debe ir en sintonía.

Pero… ¿y si no lo cuidas?

Si tu marca no tiene una imagen clara y bien definida, corres el riesgo de no ser recordado o de transmitir una idea equivocada de lo que realmente eres. Y en un mundo donde cada día vemos miles de mensajes visuales, esto puede marcar la diferencia entre que te elijan o te descarten.

Como dijo Oscar Wilde, “No hay una segunda oportunidad para causar una buena impresión.”

Pero lo mejor es que siempre puedes decidir cómo quieres que te vean. Tanto si tu marca está empezando como si necesitas redefinirla, cada día es una buena oportunidad para construir una imagen más potente, más auténtica y más memorable.